Las marcas blancas son en realidad una de las mejores estrategias de los consumidores para conseguir ahorrar un buen dinero, más aún cuándo en tiempos de crisis los presupuestos familiares son tan reducidos como hasta ahora. Y es que cada vez los impuestos y los recortes hacen que tengamos menos dinero, y aunque hay muchas cosas que ya hemos recortado de nuestra vida diaria, en la alimentación, sobre todo si hay niños pequeños o ancianos en casa no es tan fácil conseguir reducir el gasto si no se apuesta por ellas.
Además de que han sido ya para muchos el aliado del ahorro aún antes de que la crisis nos apretase tanto, ahora son para muchos la única solución para conseguir llenar la nevera. Y como los supermercados lo saben, los productos disponibles son cada vez más, es decir, que se ha pasado de una variedad bastante reducida a una mucho más amplia en la que nos encontramos casi todos los productos exclusivos de las grandes marcas. Y si aún no están en el mercado porque son una novedad, tal y como van las cosas no tardarán mucho en hacerlo.
Yo la verdad es que tengo claro que las marcas blancas nos dan la misma calidad que las grandes marcas, basta con probar la que más se ajuste a nuestros gustos. Y comparando una cesta de la compra de este tipo de productos con los de marca el ahorro puede ser de más del 30%. ¿Salen las cuentas, no?