Desde hace un tiempo vengo comprobando una manera de ahorrar en las compras. Tanto las del supermercado, como las de cualquier comercio. En parte, este truco es debido a nuestra percepción del dinero, de la cantidad, etc. Vamos, un ejemplo perfecto del uso de la psicología en el ahorro.
Normalmente siempre llevamos algunas monedas en la cartera a las que no le damos el valor que se merecen. Esas monedas las gastamos en cualquier capricho momentáneo que tengamos, porque siempre nos decimos: “bah, son unas monedas de nada”. Pero la verdad es que esas monedas son una fuente de gastos innecesarios.
Cuando nuestras compras superan la cantidad de algún billete y luego son unos cuantos céntimos, es bueno utilizar las monedas que tengamos en la cartera, pues nos devolverán menos cambio, es decir, tendremos cada vez menos monedas, o estas serán de un valor mayor a lo que nos tendrían que devolver si no pagásemos con las monedas. El uso del billete por comodidad os aseguro que es una medida anti-ahorro.
Con esto conseguiremos tener menos calderilla en la cartera y ahorrar, ya que nos costará más gastar billetes o monedas de mayor valor. Y si aún así queréis optimizar más el ahorro, siempre podéis usar una hucha para guardar a final de semana la calderilla sobrante en vuestra cartera 😉