Es habitual querer cambiar nuestro teléfono móvil cada cierto tiempo, siempre buscando uno de los smartphones nuevos que hayan salido al mercado y que ofrezca mejores características que nuestro terminal actual. Hasta hace relativamente poco, este proceso era sencillo y en parte «gratuito» ya que las compañías daban los terminales por seguir con ellos durante una permanencia que oscilaba entre los 12 y 24 meses, pero de un tiempo a esta parte, la táctica de amenazar con irte de la compañía no funciona y si quieres renovar tu teléfono te tienes que rascar el bolsillo.
Para lograr nuestro objetivo, ahora los usuarios tienen dos vía de escape: una primera que consiste en comprar un terminal libre que no está asociado a ninguna compañía, o bien adquirir el dispositivo con alguna compañía por medio de sus planes de subvención que ofrecen. El problema ahora está en saber cuál de las dos opciones es la más económica.
Para determinar este aspecto, es fundamental conocer el importe que tendremos que desembolsar en ambos casos y para ello debemos sumar tanto las cantidades que pagaremos por el móvil, como la tarifa que cogeremos.
Si optamos por un terminal libre, está claro que tendremos que pagar completamente el teléfono, pero esto nos da la opción de poder elegir la tarifa que mejor se adapte a nuestro caso.
En el caso de coger la opción de adquirirlo por medio del operador, deberemos pagar una cuota mensual, además de contratar una determinada tarifa que nos obligará la compañía, tarifa que en muchos casos es muy alta y que nos viene muy grande para lo que nosotros necesitamos.
Si hiciéramos cuentas, casi siempre sale mejor comprar nosotros mismos el teléfono, pero esto conlleva tener que hacer un gran desembolso al principio, aunque a la larga estaremos ahorrando un buen puñado de euros.