Tener coche se va a convertir en un verdadero lujo. Y no por el hecho de que cuesten mucho, cuando el parque de vehículos se vende gracias a la pérdida de beneficios de los fabricantes y a las subvenciones a precios de los más bajos de la historia, sino por el hecho de que la gasolina se ha ido a las nubes, y actualmente el litro del carburante se consigue en el mercado a un precio no menor de los 1,50€. ¡Una verdadera barbaridad!
Y aunque pueda parece que no tiene sentido, ya que desde el Ministerio de Industria habían dicho que prohibirían la recomendación de precios de las petroleras, crearían un mercado con más competencia y apostarían por las gasolineras low cost, parece que de momento todo se ha quedado en nada, y el problema es que la nómina de los españoles es la misma y muchos no pueden renunciar al coche para ir a trabajar. ¡Vamos, un desastre!
Y lo peor del asunto es que si la economía familiar tiene que reducir consumo, porque tiene que hacerlo, para asumir el sobreprecio del carburante, tendrá menos dinero para poder invertir en los demás bienes, y no hablo de grandes cosas, sino del consumo diario que se mire en el sector que se mire está por los suelos. O sea, que más de lo mismo y nuevo golpe bajo a las economías españolas medias.