Ya no hay vuelta atrás. Lo que fue un anuncio de miércoles se ha convertido en decreto de viernes. Parece que tenemos ya fecha para la subida, o mejor dicho, el subidón del IVA. Y esa es septiembre, coincidiendo con el final del tercer trimestre, y dejando además fuera la temporada turística para bares y restaurantes. La verdad es que nos ha dolido y mucho porque además de la subida del 8% al 10%, y del 18% al 21%, este viernes nos han contado que se pasa del 8% al 21%, es decir 13% más del impuesto en todo lo que no sean productos con impuesto reducido que se vendan en el supermercado, en los bares o en el transporte.
La medida ha sentado realmente mal a todos los sectores. Los comerciantes se han echado las manos a la cabeza y es que si ya se vendía poco, ahora se va a vender todavía menos, y que ellos tengan que asumir un coste tan alto no les va a resultar nada fácil con la que esta cayendo. Y menos aún claro para el empleo, el cual se estancará y retrocedera el número de puestos de trabajo a números históricos.
En fin, que sabemos que nos toca pagarlo, porque la verdad es que no hacerlo supone que nos acusen de defraudadores. Eso no quita claro, que podamos salir a protestar, porque en democracia ellos pueden recortar pero nosotros también decir lo que pensamos. Y que no me hablen de huelga a la japonesa, ni de que en la calle no se arregla España que aún no he visto como le afecta a los políticos la crisis, los cuales han sido la parte fundamental del problema.