No nos vamos a andar con medias tintas. Las cosas en España no van nada bien, y eso supone que muchos de los españoles tienen que recortar presupuesto en algo tan básico como la alimentación. Mientras algunos cuadran la cuenta mensual con las marcas blancas, buscando solo las ofertas estrella de los supermercados o a base de cupones de descuentos que se pueden conseguir en internet o en los propios productos, a otros ni siquiera así le salen los números positivos, con lo que tienen que pasar a medidas más drásticas.
Y esas medidas son tan drásticas que ya hay estudios que afirman que los españoles estamos poco a poco abandonando la dieta mediterránea en pro de una alimentación de peor calidad pero más económica. Por poner algunos ejemplos, el aceite de oliva se ha convertido en un producto inalcanzable para las rentas más básicas, mientras que las verduras y hortalizas más clásicas son muchas las familias que ya no se las pueden permitir.
Para muchos mantener la dieta mediterránea se ha convertido en todo un lujo, y optar por productos congelados, por productos elaborados y ya casi listos o por ultracongelados es la única solución para conseguir llegar al final del mes. ¿El problema? Que todos esos alimentos combinados con otros pueden consumirse sin problema, pero si se convierten en la fuente principal de alimentación generan muchas carencias…