No sé si muchos de los que nos siguen se habrán dado cuenta, pero lo cierto es que al menos en Galicia dónde yo vivo cada vez veo menos coches en los trayectos cotidianos. Mientras antes era habitual ver colas en la gasolinera más cercana a mi casa, ahora soy yo prácticamente la única que va a esa hora y el señor que la dispensa stá tan aburrido que acaba buscando un tema de conversación para que el rato se le haga más llevadero. Y es que parece que en lo que no íbamos a dejar de gastar los españoles que era en gasolina y gasoil para nuestros desplazamientos en coches, al final ya ha llegado…
El consumo de gasolina se reduce a lo estrictamente necesario en un momento en el que no podemos permitirnos nada más que lo justo, nada más que lo que nos hace falta para ir al trabajo o para hacer las compras más necesarias. O sea, que de eso de coger el coche por simple placer o por ir a tomar algo para cambiar d aires ya no es algo habitual sino un capricho que no entra en los planes con presupuestos de la crisis de los españoles.
Y esto en realidad se traduce en que también nos quitamos de las vías de pago, y cada vez vemos más tráfico rodado en las carreteras nacionales, las cuales por cierto ya no están preparadas para tanto coche, y también se reducen los gastos en los mantenimientos. Al final invertimos menos, consumimos menos y ponemos en riesgo nuestra seguridad. Y todo esto nos da miedo…